Hoy la Luna está realmente preciosa. Hacía tiempo que no veía una cosa tan hermosa. Tan brillante, tan mágica, es asombrosa. Es contemplarla y despierta mi mirada como si tal cosa. La acaricio con el corazón, la miro desde el salón, se está escondiendo poco a poco en un rincón. Es tan increíble su belleza, que noto que pierdo la cabeza. Es que es una maravilla cómo brilla, cual rincón oscuro con una sola bombilla. Porque por muy oscuro que esté el camino, siempre habrá una luz que te guíe hacia el destino. Que a veces lo que nos ayuda no es la claridad, sino la soledad que nos proporciona la oscuridad. La que nos ayuda a organizar la mente y a calmar un poco el alma.
Hoy hay luna llena.
Tan bella. Como una estrella. O como tú cuando sonríes por ella. Aquella chica tan bella. Cuando tu sonrisa ilumina el mundo casi tanto como la luna llena. Como cuando tu mirada se cruza con la suya y crea una conexión que amor murmulla. Es casi un instante de felicidad, encontrar miradas que se cruzan y no ocultan ninguna verdad. Y te veo así, feliz, y me alegro por ti porque por fin lo eres. Te lo mereces. La espera merece la pena muchas veces. Sonríe, que yo no puedo evitar hacerlo cuando te veo. Que me late el corazón muy deprisa, como cuando quedaba un minuto para el recreo. Y veo que ella, la bonita chica, te ha enamorado, que cuando la ves te sonrojas y te quedas muy callado.
Ojalá pudiera ser "ella".
Pero esta noche hay luna llena. Una señal en el cielo, el reflejo de mi mayor anhelo. El de tenerte, en mis brazos, para siempre. Y no perderte. Esta noche su brillo refleja mi cariño, por eso es tan intenso, porque cada día de ti más me encariño.
A.F.
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