Sonrisas que mueren por miradas que matan. Porque hay veces que miran y espantan. Aunque en el fondo son perfectas, dolorosas, y que encantan. Pero siguen siendo dolorosas, porque gritan lo que los labios siempre callan. Es un intercambio de confesiones que el alma matan. Lloran, lloran y gritan y no ceden, no descansan. Pero son esas mismas miradas y sonrisas las que ayudan a los corazones y así avanzan. Es complicado.
Es complicado entenderlo, que nadie quiere saberlo. Pues duele admitir que lo que un día te hizo fuerte está ahora lejos. Cuesta creerlo. Pero a veces es mejor no tenerlo, esperar a que llegue otra sonrisa que te llene la vida y te haga olvidarlo. Olvidar que algún día moriste al perderlo.
Pero a veces pierdes porque vas a ganar luego, porque llegará la brisa que calme tu fuego. Espera una sonrisa que con la tuya vaya a juego, pues después serás feliz de nuevo.
A.F.
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