Fracasas, pierdes, y vuelves a fracasar. Y pierdes a la gente, dejas de importar. No eres nadie, ni a nada vas a llegar. Estás sola, nadie te puede ayudar. Tampoco quieren, pues creen que les has fallado, y no quieren que vuelva a pasar. Pero no saben que la única persona a la que has fallado eres tú misma. No saben cuánto dolor sientes, no saben cuánto te mientes. Dices que estás bien y no es cierto. No es eso lo que sientes. Pero cuando te preguntan, callas y asientes. Porque no eres valiente.
Has cambiado, has empeorado. O quizás, al dejar de mentirte has mejorado. Pero no es eso lo que sientes, pues en un velero nuevo te has embarcado. Viene el viento, te golpea. No es el viento, es el pasado. Te recuerda tu vida, y ves cómo ha cambiado. Sigue siendo el mismo dolor, pues de él nunca te has librado. Pero antes lo ocultabas y hacías sonreír a los de al lado. Ya no están contigo, ya no eres de su agrado. Asúmelo, estás sola.
No tienes a nadie que te diga: "Tranquila, estoy aquí".
A nadie que te diga: "Ey, me tienes a mí".
A nadie.
Te has apagado. Tu luz se ha fundido. Tu velero se ha hundido con el viento. Te has perdido.
No queda nadie.
A.F.
No hay comentarios:
Publicar un comentario