Algo de música...

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lunes, 20 de octubre de 2014

Rosas negras y valientes dragones

Cómo comenzar una poesía sin saber de poesía.
Cómo volar al cielo cuando me siento vacía.
Qué fácil percibir los llantos de un desconsuelo
por haber perdido lo que antes había.
Pero qué difícil llegar a ser la sonrisa del día.
Qué difícil. Muy difícil, vida mía,
descubrir los dolores de una espina casi mortal
que de una rosa negra y triste sobresalía.

Saber que los pétalos negros no son queridos
y ser, por ello, la odiada rosa negra del ramo
del que huyen todos los que no están heridos.
Saber que el llanto del esfuerzo no hará que despierten
los desdichados dragones que aún siguen dormidos.
Saber que el sudor de la tristeza de los que
a duras penas logran mantenerse decididos
no sirve, por desgracia, para sanar a los malheridos.

Son desdichados los dragones porque luchan
con poca libertad y gran valentía,
a las órdenes de los monos que mal los guían.
Los guían a luchar en su lugar,
como nos guía la vida a la muerte.
Sin opción, siquiera, de poder cambiar de vía.
Matándonos, pero muriendo con vida,
por no habernos rendido en una batalla perdida.
A.F.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Ángel Gil Cheza - El hombre que arreglaba las bicicletas



Título original: El hombre que arreglaba las bicicletas

Editorial: SUMA

Año de publicación: 2014

Sinopsis: El testamento de un escritor de novela negra empuja a su viuda, a su hija y a una antigua novia irlandesa -a la que abandonó años atrás sin explicación alguna- a convivir un verano en su casa de la playa junto a un taller de bicicletas en la costa mediterránea. Hay novelas que no se pueden contar, ni tan solo describir, porque sería como explicar un beso antes de darlo. "El hombre que arreglaba las bicicletas" es un verano en algún lugar de nuestro imaginario. Ángel Gil Cheza consigue contagiarnos su particular modo de ver el mundo; un lugar en el que se escucha cada palabra, se atiende a cada gesto y donde cada momento que compartimos con alguien cuenta.

Reseña: Esta novela es la prueba de que la brevedad de una historia también tiene su encanto. Al comenzar, el autor nos va mostrando distintas situaciones, cosa que me pareció algo confusa al principio, pero después ya se centra más en la trama y está mucho mejor. Tengo que admitir que empecé a leerla por el simple hecho de que una protagonista (la antigua novia que Artur, el escritor, había abandonado) es irlandesa, y a mí todo lo que tenga que ver con Irlanda me atrae... 

Quizás pueda parecer algo sosa, pero sí que es verdad que si se profundiza un poco cada metáfora, cada situación especial... se encuentra un poco lo que es la personalidad un tanto filosófica de la novela. La verdad es que me ha gustado bastante, y me parece recomendable su lectura.

Valoración: 8/10

lunes, 1 de septiembre de 2014

Jenny Han - A todos los chicos de los que me enamoré


Título original: To All The Boys I’ve Loved Before

Editorial: Planeta

Año de publicación: 2014

Sinopsis: Lara Jean guarda sus cartas de amor en una caja. No son cartas que le hayan enviado, las ha escrito ella, una por cada chico del que se ha enamorado. En ellas se muestra tal como es, porque sabe que nadie las leerá. Hasta que un día alguien las envía por equivocación y la vida amorosa de Lara Jean pasa de imaginaria a estar totalmente fuera de control.

Reseña: Una novela nueva, con un rasgo que tristemente se ha dejado de llevar; las cartas escritas a mano.

Lara Jean vive con su padre y sus dos hermanas, a las que está enormemente unida. En la novela se aprecia muchísimo la relación entre hermanas de principio a fin, y sobre todo, que a pesar de los enfados tan comunes entre hermanos, en el fondo estas relaciones pueden ser muy buenas en la mayoría de los casos.

El principio se hace un poco pesado, se podría decir que las primeras cuarenta páginas son de introducción... A partir de aquí la novela comienza a tener un poco más de vida y se lee muy fácilmente. El nudo es interesante, aunque personalmente lo que más me ha gustado ha sido el final; creo que es poco predecible y acertado. La recomiendo como una lectura de fin de semana, ya que no es excesivamente larga y me gusta calificarla como una novela “simpática”.

Valoración: 7,5/10

domingo, 31 de agosto de 2014

Contigo

Fría.
Vacía.
Oscura.
Sola.
Sin ti. Perdida en la fría oscuridad de la soledad.
Sin ti. Vacía. Confusa.
Con alma pero sin vida.
Acurrucada junto a la chimenea con la mirada perdida en la vida del fuego. Soy la ceniza. Me quemas, pero no ardo, sólo dueles, pero qué bonito dolor. Qué bonito el color del fuego. De la vida. Del amor.

Pero es pronto para hablar del amor porque no estás. Porque cada vez que vienes te vas. Como el humo del café que sujeto con mis manos frías, casi temblorosas. Escondidas casi por completo bajo mi jersey azul marino. Se va el humo, se va el calor. Se va mi calor y tengo frío. Soy fría.

Y entonces apareces. Como si nada.
Siéndolo todo. De la nada.
Clavas tus ojos en mí, me dueles.

Pero entonces nuestras miradas deciden encontrarse y me encuentro mejor. Haces que me sienta mejor, ¿sabes? Siempre lo haces.

No dejas de mirarme y te acercas serio. Me estremezco cuando siento las yemas de tus dedos en mis mejillas que, de la nada, están ardiendo. Me acaricias y yo permanezco inmóvil, paralizada. Ya no tengo frío, ya no soy un alma sin vida.

Sigues serio pero tus ojos sonríen.

Entonces mis manos se ven obligadas a soltar el café para dejar sitio a tus manos. A tus caricias. A tu calor; mis manos dejan de estar frías. Me das vida, amor.

Sonríes. Al fin, sonríes. Susurras algo. <<Te quiero.>> Sonrío. <<Yo también, mi vida.>> No me sueltas, nunca lo harías.

Estoy viva. Mis ojos brillan más que el fuego.
Soy yo. Contigo. Feliz, pero contigo.

A.F.

(15/08/2014)

sábado, 30 de agosto de 2014

Federico Moccia - Perdona si te llamo amor


Título original: Scusa ma Ti Chiamo Amore

Editorial: Planeta

Año de publicación: 2008

Sinopsis: Niki es una joven madura y responsable que cursa su último año de secundaria. Alessandro es un exitoso publicista de 37 años a quien acaba de dejar su novia de toda la vida. A pesar de los 20 años de diferencia que hay entre ambos y del abismo generacional que los separa, Niki y Alessandro se enamorarán locamente y vivirán una apasionada historia de amor en contra de todas las convenciones y prejuicios sociales.

Reseña: No puede considerarse la típica historia de amor, pues hay tantas historias diferentes que al principio cuesta un poco ir encajándolas todas. La principal es la relación entre Niki y Alessandro, la cual se queda un poco en los tópicos; él es mayor, tranquilo, "creativo". Ella muy joven, atrevida, algo descarada y bastante soñadora. Se enamoran, sufren alguna crisis... lo típico. Aunque eso no quite que la novela esté muy bien. Al terminarla hace pensar un poco en los valores de la amistad, la importancia de la confianza en el amor, de la comodidad y el saber qué es lo que se siente cuando se está en una relación; sea seria o un lío de una (o más de una...) noche. Es cierto que en algún momento la narración me ha parecido algo repetitiva, incluso aburrida, pero la curiosidad del 'qué pasará' me ha incitado a seguir leyendo y finalmente ha merecido la pena.

Valoración: 7/10

lunes, 18 de agosto de 2014

Verde azabache

Tuve una visita inesperada; la de un capullo con capucha y ojos de color negro azabache. Ni siquiera sé exactamente qué color es el negro azabache. Es que estoy que no estoy.

En fin, vino a verme. Me arrancó el corazón del pecho y se lo llevó con él, dándome la espalda, haciendo que me sintiera un despojo. En esos momentos incluso llegué a creer que lo era. No tenía corazón, no sentía nada. No tenía nada por lo que sentir. Nada. No podía ver lo que él hacía; permanecía de espaldas, con mi corazón en sus manos, mientras yo estaba quieta, en silencio, desangrándome pero sin inmutarme. ¿Para qué? No merecía la pena, no por mí.

De repente mi corazón fue lanzado al suelo, pisoteado con rabia, con una furia desmesurada. El individuo lo volvió a coger sin delicadeza. Se acercó a mí con el paso firme pero con la cabeza agachada. El pobre capullo era un cobarde. Se posó a unos pocos centímetros delante de mí y levantó la vista.

Estaba llorando.

Sus ojos brillaban como lo hace la luna cuando el cielo está despejado y negro. Negro azabache, por ejemplo.

Me atravesó con la mirada a la vez que volvía a introducirme el corazón de un puñetazo. Un cobarde puñetazo, claro. Pero menuda fuerza tenía a pesar de ello el muy imbécil. Los próximos minutos los desperdició cosiendo la herida que no había dejado de sangrar hasta entonces. Ya tenía mi corazón, estaba destrozado, roto. Pero lo tenía. Tenía también una herida a la que le costaría cicatrizarse lo que tardaría yo en aprender a bailar bien. Es decir, una eternidad.

El individuo era Dolor, en persona y exclusivamente ante mí, desesperado porque no conseguía hacerme nada. Menudo idiota. Le había advertido con anterioridad que no sentía nada, que él no conseguiría hacerme sentir nada porque estaba como si no estuviera. El pobre se sentó mientras lloraba a mares y me dio pena. Con lo bien que me había tratado estos últimos años...

Decidí contarle lo que me ocurría y me miró intensamente, señal de que me prestaba la máxima atención que alguien pueda prestar a una insignificancia como mi ser. Le dije que Felicidad me había visitado en julio, y se quedó a mi lado durante veinte inolvidables días. Pero me abandonó transcurrido el tiempo previamente prometido, y ese día mi corazón dejó de latir con vida. Por eso no funcionaba que él me lo desgarrara, que lo destrozara y me lo devolviera. Mi corazón no era nada sin la compañía de Felicidad, la cual nunca iba a volver. Hija de su ruina... Me dejó en punto muerto, por eso le expliqué al pobre Dolor que no sentía nada, ni siquiera lo que él pudiera ofrecerme. Se largó.

Unos días más tarde volvió acompañado. Su compañera me miró la herida, que ni siquiera había empezado a cicatrizar y la acarició suavemente. Sonrió. Dolor la imitó y buscó alguna reacción en mí. Su compañera me miró.

<<Me llamo Esperanza.>>

Fue entonces cuando vi sus ojos y sonreí. Mi corazón volvió a latir. Tenía una mirada enérgica y muy poderosa. Los ojos brillaban con una belleza indescriptible y eran de color verde.

Verde azabache, por ejemplo.

martes, 29 de julio de 2014

Lo que se aprende de los errores

"De los errores se aprende" es lo que siempre se repite. De los errores se aprende, pero, ¿qué se aprende? ¿Se aprende a no cometer errores, y por lo tanto, se deja de aprender? De los errores se aprende. Muchísimo. Pero no a no cometer errores. Ni a evitar cometer los mismos errores una y otra vez.

Lo sé mejor que nadie. Quizás haya cometido más errores que nadie, pero porque aun sabiendo que iba a cometerlos seguía adelante. Por la necesidad de saber que un error es un error. Por la necesidad de pensar "sé que es un error, pero lo voy a hacer, para comprobar que realmente es un error". Y nunca arrepentirme después por buscar donde sabía que no iba a encontrar.

Es como si me dijeran "busca un pez en aquel prado". Sé que no puede haber peces vivos en ningún prado normal, y que es un error buscarlos. Pero los busco. ¿Por qué? Porque a pesar de ser un error necesito hacerlo para saber de verdad que es un error.

Creo que esa actitud podría llamarse esperanza. Y sin ella no podría haber cometido tantos errores.

Como aquella noche. Cuando me salté las reglas, cuando lo confesé todo con la ilusión de una niña pequeña. Tan pequeña que ni siquiera pude articular nada coherente. Supe antes de actuar así que estaba cometiendo un error, que estaba buscando mi pez en un prado. Y no lo encontré. Y sabía de antemano que no lo iba a encontrar.

Pero sentía la necesidad de actuar, porque no soy una princesa. No quiero sentarme a esperar a mi príncipe, sea del color que sea. Ni quiero que llegue alguien al que pueda decirle que las sonrisas que me dedica son los labios que besan mi envenenada felicidad y la hacen despertar de nuevo. No quiero eso. Repito, no soy una princesa. Quiero actuar y buscar la persona a la que pueda decirle "la felicidad que me haces sentir se asemeja a la felicidad que siento cuando marco un gol desde el medio campo".

Por eso creo que los errores muchas veces son aciertos negativos, que se dice una y otra vez que de los errores se aprende sin saber qué es lo que se aprende. Lo que yo he aprendido del error de aquella noche, y de mi búsqueda errónea, es que me gusta cometer errores, pues de ellos saco la suficiente esperanza para seguir equivocándome.

Ya he dicho que no soy una princesa...

A.F.

domingo, 22 de junio de 2014

La selva

Una línea trazada irregularmente sobre una promesa. Una ruta nueva en una montaña perdida, o una selva virgen que es encontrada por un ilusionado explorador. Un río eterno. Y por lo tanto, un dolor eterno. Como el recuerdo de un pariente muerto, o como la aceptación de la cercanía de la muerte en las personas que nos rodean. Quedémonos con la metáfora de la selva y el explorador.

Una noche cualquiera, un explorador decide partir en busca de felicidad a un nuevo entorno, a una selva virgen que nadie antes ha pisado. La felicidad que busca, claro, está en él mismo, y lo sabe, pero necesita sacarlo a la luz de alguna manera. Su manera es una nueva aventura. Una bonita manera de hablar de valentía. Aunque es una valentía disfrazada, porque ha llegado a la selva a causa de una soledad infernal, una vida de ciudad desdichada, y una felicidad tan olvidada, que la necesidad de recordarla y volver a sentirla lo ha conducido hasta la selva. La selva de la promesa.

Todo está oscuro cuando llega a su destino, decide ir en busca de agua, pero no la encuentra. También busca comida con la misma suerte. Además, la humedad de la selva le impide hacer una buena fogata. Está completamente solo, empieza a recordar, a reflexionar, y enloquece. Pierde el control y empieza a correr, permitiendo a las ramas de los árboles abrirle heridas que ni siquiera siente, clavándose piedras en sus pies descalzos. Pero sin inmutarse, pues el verdadero dolor, el que se encuentra en su mente, y su conciencia se preocupa en recordar, deshace cualquier índice de sufrimiento externo que pudiera sentir.

De repente ocurre algo. Se calma, porque encuentra una línea imperfecta en el suelo, y decide seguirla. Al poco rato encuentra el agua, logra pescar para así alimentarse, y encuentra un rayo de luz que aprovecha para encender una fogata. Logra sobrevivir gracias a una línea que ha creado una promesa, y es lo único que él no sabe.

La promesa de que el dolor se convierte en felicidad según de dónde se mire.

A.F.

viernes, 20 de junio de 2014

Todo un misterio

"Resulta ser para mí todo un misterio ver que han vuelto esas ganas de reír, esas ganas de responder ingeniosamente a cualquier tontería (pero qué tontería tan poco tonta), gracias a ti. Volviste de la nada, e hiciste que mi nada tuviera un poco más de ilusión, y de esperanza. Como cuando siento que estoy más viva. Y créeme que lo siento única y exclusivamente cuando vuelvo a comprobar tu existencia. Que existes, joder, existes de verdad. Y eso para mí es como volver a nacer, ver que tras haberte marchado por tanto tiempo, has vuelto. Estás aquí. Has vuelto, querido imbécil. Has cumplido tu promesa y te estoy completamente agradecida.

Pero no quiero que te vayas, no quiero volver a sentir cómo muere toda esperanza en mí cuando siento que ya no estás. Me ha pasado muchas veces. Muchas veces y siempre por ti.

No vuelvas a irte, por favor.

Invítame a cenar, pago yo si quieres, que sé que eres algo rata. Vayámonos a un sitio barato y cutre, hagamos del lugar el olvido y pensemos sólo en que estamos los dos, allí y entonces. Hazme reír, por favor, es lo único que te pido a cambio. Que hagamos del sitio barato y cutre una maratón de malos chistes, y de risas aún más tontas. Una cena, tan solo una cena que se convierta en un momento que no olvidemos ni queriendo. Aun así, yo nunca querría olvidar(te). Tampoco tengo intención de hacerlo.

Salgamos corriendo y gritemos que la noche es nuestra, hagamos que la Luna nos mire. Hagamos que alucine con nosotros y sigamos corriendo hacia un destino indefinido que llegará en cualquier momento. Por ejemplo cuando yo tropiece con lo que sea y me caiga, sería lo típico en mí; ya sabes que soy torpe. Me alegra que lo sepas. Bueno, más concretamente me alegras tú."

Ya está, las comillas han cerrado mis pensamientos, ahora toca adivinar a quién van dirigidas mis palabras. Quiero decir que hasta para mí es un misterio, pues en realidad he tenido en mente a varias personas mientras escribía. A veces no es lo que parece que es, y hay que centrarse un poco más en leer entre líneas. Ni siquiera sé si alguien logrará descifrar todos los secretos de este texto algún día.

Es todo un misterio.

A.F.

martes, 17 de junio de 2014

La lucha

Llega el verano pero todo sigue tan oscuro como siempre. Sonrío más, sí, pero también miento más. A veces, incluso acabo creyéndome mis propias mentiras y me olvido un poco del mundo. De mi mundo.

He conocido nueva gente, y ya la quiero. Y aun sabiendo que acabarán dañándome, la sigo queriendo. Quizás aún más por esa misma razón. Me gusta conocer a la gente, pero cuando acaban conociéndome a mí de verdad, algo ocurre. Algo falla. No estoy hecha para la gente. Quizás ni siquiera lo esté para mi misma. Porque no me quiero, no me gustan mis costumbres, ni mi comportamiento, ni mi ser, ni nada que tenga que ver conmigo. A veces siento que soy un licántropo que no necesita transformarse para perder el control y llorar a la luna llena.

Ni siquiera tengo fuerzas para derramar una sola lágrima a la Luna, tan solo la admiro con tristeza, sintiéndome así un poco más feliz. Es lo único que merece la pena observar con un poco de cariño y mucho dolor. Con infinita admiración. Con ganas de que nunca desaparezca, de poder verla cada noche, de quererla.

"Le asomaba el dolor por la garganta y se lo tragó despacio."

Me encanta esa frase. Siempre me ha gustado añadirle unas palabras más:

"Pero no pudo tragarlo del todo, porque antes de lograrlo se ahogó."

Creo que por eso el dolor me hace sentir viva, porque así temo menos la muerte; ya que no puede ser mucho peor que mi día a día. Y no digo que sufra. Es más, adoro malévolamente mi desdicha, pues me hace luchar cada día contra ella y me da razones por las que seguir con vida.

Vivo luchando contra mi propia vida.

Y es lo único que realmente me encanta.

A.F.

sábado, 31 de mayo de 2014

La nada

Se me olvida hasta mi nombre
cuando me late el corazón
al ritmo de la nada, tan pobre
como el sol en invierno,
al que las nubes ocultan sin razón.

Ni siquiera sé si saber
es saber, si nunca se sabe.
Pero presagio el perder de mi querer
hacia ti,
pues tu compañía en mí no cabe.

¿Y qué sé yo de poesía?
Si tú eres nada y te escribo.
Si no conoces la alegría
de la desdicha de los poetas
que se van contigo.

No sé escribir poesía pero
transmito sentimiento,
quiero que te vayas, me muero,
aléjate de mí, no te quiero.
Eres el vacío de mi tormento.

¿No me entiendes?
Yo tampoco me entiendo,
pero dibujo lo que pretendes
con lápices sin mina
y te está doliendo.

Eres la nada, siéndolo todo
para muchos corazones vacíos.
Eres y no eres nada, un modo
de entrar a un laberinto por la salida,
y finalizar causando líos.

La nada, tan famosa
como la poesía que no escribo.
La nada, tan peligrosa
como la vida,
pues así la describo.

A.F.

jueves, 29 de mayo de 2014

Un poco de leña

Para una llama que apenas arde no hay nada mejor que un poco de leña. Así el fuego revive durante un tiempo (normalmente breve), y enseña que aún está luchando por seguir ardiendo. Quizás esa sea la prueba de que el éxito no llega, sino que se alcanza y se lucha por él. Es decir, una hoguera va a seguir ardiendo siempre, a no ser que algo se cruce por su camino. Vale, es un ejemplo pésimo, pero es fuego, y qué mejor que el fuego para explicar el calor que sentí aquel día.

Sábado noche, fiestas del barrio (no del mío), el concierto de un grupo del que conocía el nombre y poco más y un frío habitual para estar casi en verano (aquí es donde hay que poner el tono irónico exagerado). Sentada bajo el techo de la iglesia porque llovía. Y mucho (que siga el tono irónico, eh). Mirando al escenario con cierta melancolía, con bastante gente alrededor pero como si sólo estuviéramos ella y yo. La música, digo.

Últimamente la fogata de mi mente, y generalizando, de mi ser, está bastante apagada. Estoy como si no estuviera, como si fuera pero no sintiera. Pero hoy no quiero hablar de ello, aunque tampoco sé muy bien qué quiero decir. Sólo expresar que fui feliz por unos minutos porque disfruté del momento, porque aunque no entendiera ni conociera la mayoría de las letras de las canciones, escuchaba con el corazón y agradecía cada segundo que pasaba porque volvía a ser feliz. Y no sé qué fue lo que echó leña a mi alma ya quemada, ni sé si el joven que se sentó al lado se habrá comprado ya un mechero, pues lo pedía una y otra vez, o si aquel fotógrafo tan "pídemelo y me escapo contigo hasta el fin del mundo" sigue capturando momentos especiales con su cámara, que menuda envidia de cámara. Ni siquiera sé en qué estaba pensando cuando lo único que quería era seguir escuchando a los artistas del grupo que animaba la noche.

Tan solo sé que mi fuego revivió por unos instantes, que fui feliz. Y lo mejor es que no llego a comprender el porqué. Pero lo prefiero así, una felicidad momentánea y anónima.

Ojalá esos momentos me frecuentaran más, y tuviera siempre a mano un poco de leña.

A.F.

sábado, 10 de mayo de 2014

"Luna mía"

Buenas noches, Luna. Hoy las estrellas que te acompañan brillan como sus ojos. Sí, Luna mía, vengo a contarte lo mismo de cada noche, pero de forma diferente. Necesito alguien que me escuche, y, ¿quién mejor que tú? Cuando estás de todo pendiente. Recuerdo con tu brillo, intenso esta noche, su ser, su sonrisa y cómo su mirada se torna en reproche. Y, ¿sabes por qué? Claro que lo sabes, mi vida, lo sabes mejor que nadie. Porque quise creer antes de conocerle, una bonita historia que no comienza por el principio. Que se salta el prólogo y por ello no se sitúa cuando comienza a leer un capítulo aleatorio. Llegó y me perdí. Me perdí como cuando te pierdo en tu fase de luna nueva. Como cuando el sol se esconde al atardecer, y tú lo persigues, aunque no lo vuelvas a ver. De ahí mi admiración, pues nunca dejas de creer, y nunca es un tiempo muy valioso. Como siempre. Y recuerda que siempre es menos del tiempo en el que le voy querer. Ya sabes que lo quiero, Luna mía, y sabes que fue ése mi mayor error, y que por ello ahora muero. Pues me enamoré de una rosa negra, casi sin vida, y profundamente oscura. Y lo único que hice, fue recogerla con una sonrisa, qué inmadura. Debí dejarla tranquila, pero no pude. Y ahora es fruto de mi amargura, pues intenté que volviera a vivir y lo conseguí. Pero eso me mató. Qué locura, eh. Y es que él fue mi rosa, sí, pero yo sólo fui su cura. Y después del tratamiento, el paciente vuelve a su hogar. Sano y salvo, dejando al médico en un silencio tan intenso que impide escuchar su propia voz interior. La que susurra que lo persiga y le acompañe, sentir su calor. Luna mía, sé que el tiempo hará su trabajo, y que el olvido me echará una mano, pero quiero confesárselo. Dile, por favor, que aunque mi rostro no sea el más bonito, ni mi cuerpo el más atractivo, y aunque mi voz no sea dulce y mi ser ame la tristeza, estaré siempre a su lado. Para impedir que vuelva a marchitarse, para hacerle creer que una rosa negra es tan bella como el resto. Por favor, Luna mía, ve y dile que nadie en el mundo va a quererlo como yo, ni va a darle tanto amor.

A.F.

jueves, 8 de mayo de 2014

Es mi vida

"Cuando era pequeña, o como digo yo "cuando era una moco(sa)", soñaba despierta, mi única preocupación era llamar la atención, que todos fijaran la vista en mí. Aprovechar esos momentos de atención para hacer reír a la gente y así sonreír yo también. La típica niña alegre y dulce que todos adoraban. (Bueno, quizás no tan adorable).

Por cierto, no es por presumir, pero era monísima.

Pasaron los años, empecé a ser algo cabezota, por no decir que era bastante insistente y a veces desesperante, aunque seguía siendo muy alegre. Aún guardo infinidad de recuerdos que me hacen sonreír tontamente. Como cuando íbamos a "pescar" (uso las comillas porque más bien perseguíamos a los peces desesperadamente), a una playa de piedras en Mallorca, y mi hermano y yo llevábamos redes verdes. Una niña normal habría usado la red para intentar pescar algún pez. Ya. Pues yo me lo ponía en la cara y pedía fotos. Os podéis imaginar un poco la situación...

Con el tiempo desarrollé mi propia personalidad, era deportista (aunque siempre estuviera regordeta), poco femenina a la hora de vestir, trabajadora, obediente. Muy sonriente y bromista, con un pésimo humor.

Estoy hablando de mí y no me reconozco, el cambio es increíble, aunque en cierto modo, hay detalles en mí que no han cambiado en absoluto. Como el humor pésimo, o lo de ser deportista aunque regordeta. Y no me preocupa, pues es mi ser y no va a cambiar por mucho que cambie mi entorno. Y el mundo.

Sigo siendo soñadora, aunque ahora sueño despierta y duermo poco, es complicado. Sigo creyendo que el amor existe, por muchas cosas que haya escrito en su contra cuando la ira me pedía que expresara tales cosas. Quizás sea una tonta que confía demasiado rápido, pero no es problema cuando confío en las personas de verdad. Que puede que ahora sea más pesimista, o más triste, que sonría menos y que no crea tanto en la felicidad, pero es mi manera de seguir con vida, y de seguir soñando. Podéis juzgarme, decir todo lo que no soy refiriéndoos a cosas relativamente bonitas, como por ejemplo "no eres guapa". Podéis criticar todo lo que queráis, lo poco que me visto a la moda, o las cosas "que molan" que no hago. Lo "cobarde" que soy por no atreverme a ser más libre. Nadie os impide hablar. Otra cosa es que os escuche, pues podéis hablar mucho pero no decir nada. Que no os dais cuenta de que tanta libertad os impide volar.

Personalmente, yo no me esforzaría en intentar hundirme, y me centraría más en mi propia vida. Porque, a pesar de todo lo que me podáis decir, voy a seguir soñando, creyendo en el amor, siendo pesimista y triste, valiente a mi manera, viviendo a mi manera. Es mi vida.

Es mi vida."

He decido escribir este texto con la finalidad de aconsejar un poco. Escribir sobre lo que somos, porque nunca dejaremos de serlo, hablar de aceptarnos e intentar amarnos un poquito más, que últimamente la moral de muchos está por los suelos. Cada persona es persona a su manera, sólo hace falta que se descubra a sí misma.

Tenéis vuestra propia personalidad, ya va siendo hora de demostrarlo, ¿no?

viernes, 2 de mayo de 2014

Llanto silencioso

Vida mía:

Más lágrimas que nunca y el rostro empapado. Los ojos enrojecidos, el cuerpo entero temblando ligeramente. Débil. Cansada. Un agotamiento psicológico me inunda aún más. ¿Y sabes por qué? Por tu culpa. Quizás por la mía. No lo sé, quizás ninguno la tenga. Pero es injusto. La historia de siempre; el amor no correspondido. Pero, ¿qué amor? Si el único corazón que ama es el mío.

Has leído bien, porque te amo. Dicen que en la vida sólo se ama de verdad una vez y por eso lloro. Porque el silencio me grita y duele demasiado pensarte. El saber que tu corazón no siente lo mismo, que tu mirada no tiene nada que ver con los ojos con los que te miro yo. Cualquiera que me viera sabría al instante que estoy loca por ti. Y hundida. Pues se me hace imposible intentar volar, me cortaste las alas nada más llegar. Cortaste mis alas porque te las quise regalar a ti, para que volaras, libre como pájaro que vuelve a su lugar de origen. Qué bella libertad.

Estuviste débil y quise sanar tus heridas con toda mi alma. Supe aquellos días que estaba dispuesta a cortarme las venas para aliviar tu dolor. Es un decir, claro. Pero sé que lo haría si hiciera falta. Lo sé. Y por eso lloro. Pero has recuperado fuerzas, tu corazón vuelve a sentir, tus ojos miran con otro color al mundo. Y a mí. Aunque no es la mirada que quisiera ver, pues no es amor lo que transmiten.

Día tras día muero al verte y eres lo único que me hace sentir viva. Ni te imaginas todas las cosas que quiero decirte cuando estoy cerca de ti, y ni siquiera me atrevo a hablar. Nunca te imaginarías a qué punto llegan mis ganas de tener una bonita charla contigo, con tu alma, conectar con ella. Dar un paseo mientras charlamos, sólo eso. Que nos duela despedirnos, que nos cueste decir adiós porque no queremos distanciarnos. No te imaginas la de veces que he soñado cosas similares junto a ti. Pero después de los sueños llegan los nuevos días, y con ellos, vuelvo a verte, tan lejos. Teniéndote a un par de metros te siento a kilómetros. Por eso lloro.

Lloro porque me he dado cuenta. Me he dado cuenta de que me imagino dentro de muchos años; treinta, sesenta, ochenta... y me imagino que estoy contigo. De que quiero compartir mi vida contigo. Sé que la única manera de ser feliz que tengo es estando a tu lado. Toda la vida. Y lloro por sentir lo que siento. Porque no es así como tu alma piensa. Porque sé que soy muy poco y que te mereces mucho más, pero nunca nadie te va a querer como lo estoy haciendo yo ahora, y como lo haré el resto de mi vida. Son palabras mayores pero las escribo yo, porque las siento. Y lo siento.

Quizás nunca lo llegues a saber o quizás ya lo sepas, pero es de verdad lo que siento. He vivido más de cinco mil doscientos días para darme cuenta, pero ya lo sé. Sé que eres tú.

Te quiero y te querré siempre.

A.F.

domingo, 20 de abril de 2014

Primavera

La Luna nos mira y envidia cada caricia. Tu rostro junto al mío, qué delicia. Y qué decir de tu mirada, la cual me mira con divertida malicia. Al juego tan delicado de jugar con mi pelo demuestras tu pericia. Las estrellas bajan para disfrutar con nosotros del momento, el de recorrer cada milímetro de piel cual lobos sedientos. Y la Luna sigue observando y nos ve contentos, pues a pesar de los mil errores que cometimos, pudimos y conseguimos que funcionara con más intentos.

Me dices que no quieres que anochezca si no es conmigo. Te contesto que los amaneceres no son amaneceres si no son contigo.

Amanece y la brisa primaveral nos hace despertar. Cómo brilla el sol, y qué bonita la melodía de los pájaros que no dejan de cantar. Más no me puedo alegrar, pues de dormir junto a ti nunca me voy a cansar. Y sonríes conmigo cuando oyes el agua del río pasar, cuando el sol comienza los bosques a calentar. Me das los buenos días, y yo no puedo evitar bromear cuando te veo bostezar. Hacemos como que nos enfadamos, mas mucho no tardas en volverme a abrazar. Qué bonita mañana, ya podrían así todas comenzar.

Atardece y admiramos cada rayo de luz que poco a poco muere. El sol se esconde tras la lluvia de pétalos que la brisa llevarse consigo prefiere. Es primavera.

Es primavera, me das un beso, y dices que me quieres.

A.F.

martes, 15 de abril de 2014

Caerse mil veces y levantarse dos mil

Ya no tengo miedo, ya he aprendido.
He aprendido que el único asesino es el olvido, que nunca se irá nadie del todo si vuelve a ser querido. A través de palabras, de recuerdos, de falsas ilusiones (pero ilusiones), de tratarlo como si estuviera tan solo dormido. Adorar cada muerte, pues será tan solo ave que vuelve a su nido. En realidad no será una muerte, si como he dicho, no la asesina el olvido.

Pensando que son pérdidas sin saber que no existen, pues los vencedores insisten e insisten. Y todos son vencedores que de distinto color visten. Pues los únicos perdedores son los que no persisten. Que quizás las barreras y los obstáculos los despisten, pero saben que deben continuar, pues en eso consiste.

Vivir.

¿Qué es vivir? Ni lo sé, ni lo sabré, no puedo mentir. Pero desde luego sé que consiste en elegir un sueño, una meta, intentar, caerse mil veces y levantarse dos mil, en luchar por conseguir, en perder, en volver a luchar y definitivamente conseguir. Llegar a la meta. Y finalmente morir. Qué extraño, ¿no? Luchar tanto... ¿"Para nada"? No. Para nada no. Pues te has demostrado a ti mismo que puedes, y que nunca piensas en huir. Que puede que bajes, pero siempre vuelves a subir. Que a pesar de todo nada te va a hundir, pues nadar es lo que harás si eso te llega a ocurrir. Y que vivas como vivas, el logro de ese sueño es lo que hará que vuelvas a vivir.

Vivir.

Supongo que en eso consiste: en caerse mil veces y levantarse dos mil.

A.F.

lunes, 7 de abril de 2014

Bicicleta

Morir viviendo y quedarme muerta mientras tú vives. No son buenos ni los días ni las noches. Me está invadiendo la rabia, la sospecha de que es locura esto que siento. El pensamiento de que todo me da igual, pero a la vez me importa tanto... Cada vez ganando menos y con menos ganas, porque es inútil ganar si prefieres perder. Es decir, siempre pasa igual, siempre pierdo, pero porque te dejo ganar. Te lo mereces más que yo, aunque quizás no lo merezcas.

¿Pero, qué mas da? Si aunque viva voy a morir. Si aunque siga voy a parar, y aunque camine me voy a caer. Porque, como dijo Einstein, la vida es como una bicicleta: hay que seguir pedaleando para mantener el equilibrio. Pero, querido Einstein, no vas a poder pedalear el resto de tu vida. ¿Y cuando haya cuestas elevadas? Quizás tengas que seguir de pie, empujando la bicicleta (la vida) con tu propia fuerza. Aunque te quedes sin ella. Aunque no tengas ganas. ¿Y cuando no consigas frenar a tiempo y tengas un accidente? ¿También vas a seguir pedaleando? Quizás me equivoque, pues tú eres un hombre sabio, y yo tan sólo soy un alma perdida. Pero no soy inexperta en esto de andar en bicicleta, por tanto, quizás ambos tengamos razón. O quizás los dos nos equivoquemos. ¿Quién sabe? Quizás la vida no se parezca a una bicicleta, sino a la vida misma.

Por ahora vamos a seguir viviendo, no nos queda otra, pero necesito buscar una bicicleta que se adapte más a mí. Y no la encuentro. Buscaría en tu mundo, donde estás tú ahora, pero todavía no me atrevo. Quizás más tarde. Por ahora voy a seguir pedaleando aunque con cada metro ardan mis piernas de dolor.

A.F.

jueves, 27 de marzo de 2014

Querida Felicidad

Querida Felicidad:

¿De qué vas? Me parece fatal que me hagas cargar con tu hermano Odio. Además, permanecer junto a él conlleva el tener que recibir las visitas del resto de tu familia. Y créeme que Tristeza y Soledad pueden llegar a ser bastante insoportables. A ver, que yo venía en son de paz, pero ya no aguanto más. ¿No puedes quedarte tú con Odio? Si quieres yo me ocupo de Alegría. La echo de menos.

Quizás puedas pedir ayuda a Amor, para intentar cambiar un poco a Odio. Porque, desde luego, como hasta ahora no puede seguir. Yo creo que está un poco depre, que le sienta mal que lo maldigan siempre, o que lo utilicen para referirse a cosas desagradables. Y sinceramente, lo entiendo, al fin y al cabo no es malo, pero yo no aguanto. Necesito que vuelvan Humor y Alegría a mi vida. Por favor.

Por cierto, ¿puedes ponerme en contacto con Destrucción? Tengo que pedirle ayuda para hacer "desaparecer" a ciertos monstruos como son la hipocresía, la superficialidad, la falta de respeto y un largo y triste etcétera.

Creo que eso es todo.

Adiós. Así, en plan sencillo.

A.F.

P.D. : Haz que Tristeza y Soledad se tomen unas vacaciones, en el Olvido Eterno o donde sea, pero que se vayan.

P.D. 2: No me importaría que me visitaras de vez en cuando, eh. Yo ahí lo dejo.

P.D. 3: Ahora sí, ¡adiós!

martes, 25 de marzo de 2014

No es un poema triste

Porque el tiempo olvida, 
y a mí me han olvidado con el tiempo.
Al final de mi partida,
me dejé llevar por el viento.
Así fue mi llegada
al mundo que está más dentro.
Más dentro de mi vida,
en el lugar en que nunca miento.

Quizás fue la vida misma,
la que me hizo morir viviendo.
La que me hizo perder la crisma,
y consiguió que me acabara rindiendo.
Aunque quizás no fue la vida misma,
quizás esté enloqueciendo.
Eso sí, he perdido el carisma.
Y en mi propio mar me estoy hundiendo.

¿Queda alguien que quiera ayudarme?
No creo, a nadie le importa.
¿A alguien le importa que empiece a aislarme?
Claro que no, pues mi presencia nada aporta.
¿Quién me pide ayuda y me obliga a quedarme?
Si mi compañía a nadie reconforta.
¿Quiere alguien emplear su tiempo en escucharme?
Claro que no, la vida es demasiado corta.

Aunque me he dado cuenta,
de que no es un poema triste.
Que por que mi vida sea lenta,
no debo dejar de reírme con cada mal chiste.
Y aunque en mi mente siempre haya tormenta,
la felicidad a veces de color oscuro viste.
Que tengo que intentar estar más contenta,
y no perderme por un despiste.

A.F.

lunes, 24 de marzo de 2014

No queda nadie

Fracasas, pierdes, y vuelves a fracasar. Y pierdes a la gente, dejas de importar. No eres nadie, ni a nada vas a llegar. Estás sola, nadie te puede ayudar. Tampoco quieren, pues creen que les has fallado, y no quieren que vuelva a pasar. Pero no saben que la única persona a la que has fallado eres tú misma. No saben cuánto dolor sientes, no saben cuánto te mientes. Dices que estás bien y no es cierto. No es eso lo que sientes. Pero cuando te preguntan, callas y asientes. Porque no eres valiente.

Has cambiado, has empeorado. O quizás, al dejar de mentirte has mejorado. Pero no es eso lo que sientes, pues en un velero nuevo te has embarcado. Viene el viento, te golpea. No es el viento, es el pasado. Te recuerda tu vida, y ves cómo ha cambiado. Sigue siendo el mismo dolor, pues de él nunca te has librado. Pero antes lo ocultabas y hacías sonreír a los de al lado. Ya no están contigo, ya no eres de su agrado. Asúmelo, estás sola.

No tienes a nadie que te diga: "Tranquila, estoy aquí".
A nadie que te diga: "Ey, me tienes a mí".
A nadie.

Te has apagado. Tu luz se ha fundido. Tu velero se ha hundido con el viento. Te has perdido.

No queda nadie.

A.F.

martes, 18 de marzo de 2014

Hoy hay luna llena

Hoy la Luna está realmente preciosa. Hacía tiempo que no veía una cosa tan hermosa. Tan brillante, tan mágica, es asombrosa. Es contemplarla y despierta mi mirada como si tal cosa. La acaricio con el corazón, la miro desde el salón, se está escondiendo poco a poco en un rincón. Es tan increíble su belleza, que noto que pierdo la cabeza. Es que es una maravilla cómo brilla, cual rincón oscuro con una sola bombilla. Porque por muy oscuro que esté el camino, siempre habrá una luz que te guíe hacia el destino. Que a veces lo que nos ayuda no es la claridad, sino la soledad que nos proporciona la oscuridad. La que nos ayuda a organizar la mente y a calmar un poco el alma.

Hoy hay luna llena.

Tan bella. Como una estrella. O como tú cuando sonríes por ella. Aquella chica tan bella. Cuando tu sonrisa ilumina el mundo casi tanto como la luna llena. Como cuando tu mirada se cruza con la suya y crea una conexión que amor murmulla. Es casi un instante de felicidad, encontrar miradas que se cruzan y no ocultan ninguna verdad. Y te veo así, feliz, y me alegro por ti porque por fin lo eres. Te lo mereces. La espera merece la pena muchas veces. Sonríe, que yo no puedo evitar hacerlo cuando te veo. Que me late el corazón muy deprisa, como cuando quedaba un minuto para el recreo. Y veo que ella, la bonita chica, te ha enamorado, que cuando la ves te sonrojas y te quedas muy callado.

Ojalá pudiera ser "ella".

Pero esta noche hay luna llena. Una señal en el cielo, el reflejo de mi mayor anhelo. El de tenerte, en mis brazos, para siempre. Y no perderte. Esta noche su brillo refleja mi cariño, por eso es tan intenso, porque cada día de ti más me encariño.

A.F.

viernes, 14 de marzo de 2014

No te rindes pero dejas de intentar

Es difícil asimilar la pérdida de algo que nunca fue tuyo. Pero llega un momento, en un día que creías algo más lejano, en el que notas que pierdes lo que más quieres aunque nunca te haya llegado a pertenecer. No te rindes, pero dejas de intentar y empiezas a enloquecer. Te das cuenta de que ha sido tan sólo una ilusión, que te hundes en el mar de tus propias lágrimas. Pero no puedes culpar a nadie, pues nadie te prestó atención, y fuiste por ti misma a la perdición. Dicen que quien vive de ilusiones muere de decepciones y dicen bien. Porque encontrarte en la ilusión hace que te pierdas en la realidad. Y cuando vuelves, acabas recibiendo una patada en toda la cara, que la vida misma te da. Es esa patada la que te hiere sin armas y hace que tu interior arda en llamas. Llamas que te envuelven, que te queman por dentro, te vacían y aunque a veces cedan siempre vuelven. Pues son el precio a pagar por haber creído que te pertenecía algo que nunca fue tuyo. Por querer más de la cuenta y acabar contando cuentos que creíste ciertos.

Después del vacío de asimilar que ya no te queda nada, por haber perdido lo que más querías, llega la decepción, que te enseña cómo lo que estuvo a punto de caer en tus manos, acaba cayendo en otras. Manos perfectas, claro, un cuerpo totalmente diferente al tuyo, perfecto, sin ningún defecto, de rostro bonito y personalidad atractiva. Además de que contiene un corazón que hirió al tuyo tiempo atrás. Un ligero sentimiento de odio llega a tu mente, y ves cómo se cruzan las miradas de ambos cuerpos. Y el tuyo no se incluye, y eso te mata, y es entonces cuando no hay nada que te ayude. Se intercambian risas que acaban convirtiéndose en sonrisas, y el amor se acerca para dar un toque a las mismas. A ti lo único que se te acerca es la decepción, la rabia, y el maldito dolor que últimamente te frecuenta. Y sigues viendo cómo se aleja la persona que creías tuya aunque supieras que no lo era, pero, de alguna forma, tenías la ilusión de creer en el "Quizás, algún día...".

Ya no te queda nada que hacer, por lo tanto insistes en lo mismo de siempre. En intentar olvidar aunque sepas que es imposible. En intentar ocultarlo en el silencio, aunque tu rostro se vuelva sensible. Casi tanto como tu alma, la cual es cada vez más débil. Y al final ocurre...

No te rindes pero dejas de intentar.

A.F.

martes, 11 de marzo de 2014

Quizás es amor

Qué alegría siente mi alma cuando te ve llegar, cuando observa tu rostro por la puerta pasar. Y se me para el corazón, en serio, y me llego a asustar. Porque es posible que tu sola presencia me haga volar. Es algo hermoso, como tu sonrisa, como tú, como el mar. Tu sonrisa. Madre mía tu sonrisa. Mostrándola un instante ya consigues hacer a mis ojos brillar. Cualquiera diría que cuando te vas, me pondría a llorar. Cualquiera se equivoca, porque yo correría a abrazarte para no soltarte jamás, para ver de nuevo tu sonrisa, la cual no consigo olvidar. ¿Cómo olvidar algo que consiguió hacerme despertar? Despertar, a tu lado, por el resto de mis días, nada más me podría alegrar. ¿Es amor? No lo sé, pues amor no siempre significa amar. Y desde luego no diría que te amo, sino que cada día lo intentaría demostrar. Quizás es amor.

Bonito final, eh, pero he de confesar que ahí no puedo acabar. Pues no es cierto que no dejo de intentar. Más bien no intento, ni siquiera olvidar. Porque no merece el olvido alguien que ha dado tanto para recordar. Y quiero seguir recordando, aunque no creo que merezca la pena continuar. Seguiré apreciando su sonrisa, para la mía poder mostrar. Seguiré mirándole aunque nadie me pueda pillar. Porque somos como la aguja y el pajar; él sería la aguja que se esconde y yo la que la intenta encontrar. Necesitaría años para poder lograr quitar todo lo que la rodea, y hacerla hacia mí mirar, pero es algo por lo que merece la pena luchar. Así que tendré que esperar. Aunque quizás es realmente amor y lo pueda lograr. Sólo le pido una cosa, que siga sonriendo que es lo que me hace a mí avanzar.

A.F.

lunes, 10 de marzo de 2014

Sonrisas y miradas

Sonrisas que mueren por miradas que matan. Porque hay veces que miran y espantan. Aunque en el fondo son perfectas, dolorosas, y que encantan. Pero siguen siendo dolorosas, porque gritan lo que los labios siempre callan. Es un intercambio de confesiones que el alma matan. Lloran, lloran y gritan y no ceden, no descansan. Pero son esas mismas miradas y sonrisas las que ayudan a los corazones y así avanzan. Es complicado.

Es complicado entenderlo, que nadie quiere saberlo. Pues duele admitir que lo que un día te hizo fuerte está ahora lejos. Cuesta creerlo. Pero a veces es mejor no tenerlo, esperar a que llegue otra sonrisa que te llene la vida y te haga olvidarlo. Olvidar que algún día moriste al perderlo.

Pero a veces pierdes porque vas a ganar luego, porque llegará la brisa que calme tu fuego. Espera una sonrisa que con la tuya vaya a juego, pues después serás feliz de nuevo.

A.F.

viernes, 7 de marzo de 2014

Si supieras tantas cosas...

¿He vuelto a lo mismo de siempre? Al dolor, a la soledad, al triste pensamiento de que no hay nada nuevo, de que siempre volverá a ser septiembre. Con el frío, oscurece, y el vacío duele tanto que parece que muerde...

No sé, esta vez es algo distinto.

Es un pensamiento frágil, vuelvo a ser débil, no puedo, me siento imbécil. No me gusta el mundo, no me gusta la gente, no me gusto yo. Me siento invasora aquí, no me siento cómoda. Sí que soy imbécil, sí. O quizá sea sólo que cada vez que siento que no te tengo me pierdo. Insegura, torpe, un poco (muy) idiota. Que no sé expresar con palabras lo lejos que me siento del lugar en el que me encuentro. Ni siquiera me encuentro, qué ironía, eh. Me imagino mundos y viajo por ellos en cada momento. Ojalá pudiera viajar por ellos para siempre, me agradan más que nuestro planeta. Sueño despierta y no me duermo. Porque dormir sin ti resulta vacío, parece un engaño. No sé por qué, pero te extraño.

Si supieras que eres la única razón por la que vuelvo a la realidad, cuando noto que viajo demasiado por mis sueños... Que sencillamente eres la razón por la que me levanto cuando me caigo. Y mira si soy torpe que tropiezo con la misma piedra unas cien veces al día. Y tú haces que a pesar de todo me levante. Si supieras que cada sonrisa tuya aviva mi alma y la hace sonreír también... Que has hecho lo imposible, que me has hecho feliz, o casi. Si supieras que tu sola presencia me hace un poco más feliz...

Si supieras tantas cosas...

Pero sé que no cambiaría nada, que aunque lo supieras no pasaría nada. Porque no soy lo que buscas, y tú eres lo que he encontrado. Y me alegro, pero quisiera seguir alegrándome en secreto. Sí que soy imbécil, sí, pero es lo que ha tocado.

Gracias. Sobre todo eso, gracias por todo y por nada. Y por existir.

A.F.

miércoles, 26 de febrero de 2014

El arcoíris

Hasta el sol tiene frío cuando no estás. Llora siempre conmigo cuando te vas. Siento que al viento le agradan tus palabras, y veo que se lleva consigo cada una de ellas. No es de extrañar, pues a mí también me llegan y no las puedo olvidar. Me recuerdan a ti cuando cerca no estás. Aunque las intento olvidar, pues de vivir mi vida me tengo que acordar. Pero... ¿Qué es mi vida sin ti?

Hasta el tiempo me dice que no te olvide, pues ni siquiera él logra hacerlo. Le tranquilizo y le digo que ni lo intento. Que no pienso olvidarte nunca, que te llevo por y para siempre en el centro. En el centro de mi alma. Qué lamento el de la lluvia, que cae, y llora de alegría por verte. Y muestra el cielo su mejor sonrisa, su mejor invento, el arcoíris. El arcoíris que sueña con el horizonte, que se acerca poco a poco, muy lento. Se acerca para que estés contento. Siempre. Y siempre es un tercio del tiempo que te querré. Permanece atento.

Hasta la eternidad me muestra la definición de la felicidad, y me dice que a tu lado se hará realidad. Y es donde quiero estar. Quiere el mundo que seamos como el arcoíris. Que tengamos muchos colores, pero sigamos siempre unidos. Como dos almas que no creen en el olvido.

Por ahora es así mi mundo. Eres tú quien lo mantiene con vida, y no me confundo. Pues tú aclaras lo claro en lo oscuro.

Hasta el destino me dice que quizás, algún día, seremos un arcoíris. Pero no cualquiera, sino el más bonito del mundo, pues formarás parte de él. No lo dudo.

A.F.

martes, 25 de febrero de 2014

Infinitos metros

Que hasta pasando de página te encuentro. He cambiado de libro, y en mí sigues viviendo. Que hasta en el olvido te pienso. Qué poco tiempo y cuántos momentos. Has hecho que me olvide hasta del último cuento. Que si te digo que no te quiero miento. Pero vuelve a ser la misma historia. La misma historia sin besos, ni abrazos, ni caricias. Tan sólo amistad y muchos versos. Qué delicia. Qué delicia tenerte. Qué muerte no poder quererte. Lo lejos que estás estando tan cerca. Y no creo merecerte. Porque si tú eres un lobo que lucha por vivir, que lucha contra la muerte, yo soy como el aire, que pasa sin rumbo, que se aleja y nadie lo siente. Yo sí lo siento, pues cada palabra que pronuncias no se la lleva el viento. La guardo yo, en mí, aquí dentro. Y la recuerdo en cada momento. Tus pensamientos. Los que compartes conmigo cada noche. Los recuerdo, y me sincero, y digo que son perfectos. Tú eres perfecto. Avanzaría contigo infinitos metros, de la mano, contándote mis secretos. Dándote besos. Abrazándote con amor. Escuchando tus sueños.

Éste es el mío, pero está por ahí perdido. A infinitos metros, escondido en lo imposible. Pero iré a buscarlo, ¿vienes conmigo?

A.F.

Escúchame, bonita

Que lloren tus ojos,
que derramen lágrimas,
que de tinta sean
y llenen páginas.

Desahógate,
haz que tu interior se libere
y crezca cada día más.
Si sabes que puedes, podrás.

Que lloren tus ojos,
que derramen tristeza.
Que liberen tu dolor,
pero sólo hoy, princesa.

Desahógate,
porque mañana no admitiré tu llanto.
Porque no puedo verte mal,
no puedo, pues me espanto.

Que lloren tus ojos,
con tal de que mañana sonrías.
Que con ese encanto,
al mundo entero alegrarías.

Escúchame, bonita.
Todo lo malo tiene algo bueno,
si te lamentas ahora,
que sea para ser feliz luego.

A.F.

miércoles, 19 de febrero de 2014

El dragón

¿Qué es esto que llevo dentro? El dolor que siento en cada momento. Ya no siento, la felicidad se ha ido como vino, se la ha llevado el viento. No dejo de caerme y levantarme intento, pero las esperanzas y las ilusiones acaban desapareciendo. Soy muy negativa, lo sé, lo siento. Pero es un reflejo de mi sentimiento, de lo que me llena de oscuridad aquí adentro. Veo el reflejo del espejo, lo veo descontento. Y termino en llanto, como de costumbre, y mi alma encoge y va creciendo. Va creciendo el dragón que llevo dentro. Escupe llamas, me quema, ardo, lo siento. Me destruye poco a poco mientras callo. Acabará explotando, lo presiento. El dragón es cada vez más agresivo, cuando escucha mi lamento, cuando me siento muerta, sin encanto. A veces me llama, me dice que lo libere, me grita, me asusta, me irrita. Me asesina poco a poco. Lucho cada día contra el dragón que yace en mi alma, en mi interior. Lo único que hace es aumentar mi temblor, porque es peligroso su furor.

Aunque no es su culpa. El dragón nació del sufrimiento, del dolor acumulado, del recuerdo de cada mal momento. No he sabido destruirlo a tiempo, y ahora es él quien domina mi sentimiento descontento. Es parte de mí, cada llama que me quema es un dolor que entiendo. Porque lo merezco, porque el dolor es quien con vida me sigue manteniendo.

Gracias dolor, gracias por regalarme este dragón que me mata y me hiere por dentro, para así sentirme viva y no perder nunca mi aliento.

A.F.



martes, 18 de febrero de 2014

Sueños del futuro

Cada noche sueño. Es normal, ¿no? Claro, qué pregunta. Sueño cualquier cosa, desde pequeñas cosas a grandes aventuras como volar mientras intento asesinar a mil dragones. Y cosas así. También sueño a veces con un mundo diferente, desde luego mejor que este, un mundo que no gira en torno al dinero, sino en torno a la sabiduría, un mundo sin hipocresía y con una justicia... justa. Pero son tan sólo sueños. Además no quería escribir sobre esos sueños... sino sobre los sueños que tengo del futuro.

A veces sueño hechos, sucesos breves que de alguna forma siento familiares. Más de una vez he soñado cosas que posteriormente, se han hecho realidad. A la larga, sí, pero han ocurrido. A veces sueño cosas que ocurren meses después, es como si viera el futuro a través de los sueños. Pero son sueños breves, como he dicho, y débiles. Al despertarme me cuesta recordarlos, pero cuando llega el momento real que he soñado anteriormente me cuesta reaccionar. Me quedo reflexionando sobre lo que está ocurriendo. ¿Realmente veo el futuro? Sinceramente, me da miedo.

Lo que pasa es que hará cosa de un mes, soñé con el fin de la Tierra. Caían meteoritos, miles de meteoritos y no cesaban. Veía caer meteoritos que destruían (aún más) nuestro mundo. Vi el fin del mundo. Caían casas, moría gente, había llegado nuestro fin. Pero había una salvación, los alemanes habían construido aviones especiales que nos salvarían... Aunque no eran suficientes. Y se acababa todo, los afortunados huían en los aviones, sí, pero el resto, más del ochenta por cierto de toda la población del mundo moría.

Y me desperté, casi temblando. Me pasé el día sin poder quitarme el sueño de la mente. ¿Y si ocurría lo mismo que con los demás sueños? ¿Y si, a la larga, se hacía realidad?

Pero, al fin y al cabo, fue tan sólo un sueño, ¿no?

A.F.

martes, 11 de febrero de 2014

Odio

Siento la ira que corre por mis venas,
ira que llena de odio mis penas.
Ya no creo apenas
en las cosas que creí eternas.

Siento que el dolor acumulado
estalla en un sentimiento descontrolado.
Todo es odio,
y de más odio se ha llenado.

Siento la necesidad de soltarlo todo,
pero es difícil sin tener a nadie al lado.
Porque por mucha gente que haya,
pocas personas son de mi agrado.

Dicen que el odio hay que ignorar,
pero por mucho que se intente olvidar,
el alma no dejará de dañar,
ya que es imposible escapar.

El odio hay que afrontarlo
e intentar superarlo.
Con más odio si hace falta,
pero hay que matarlo.

Por eso no vale el triste lamento,
la manifestación en llanto de lo que llevas dentro.
Sigue avanzando aunque no estés contento,
porque llorar no fue la solución en ningún momento.
A.F.

Déjame ser el alma que te guíe

Te daría el universo,
pero sólo tengo este verso.
Para decirte que veo lo hermoso
en lo perverso.

Te daría mil vidas
y un oscuro beso,
para que vieras lo cálido
en mi querer tan intenso.

Te daría la eternidad,
pero es tan sólo una continua tempestad.
Una eternidad llena de oscuridad.
Te mereces mucho más.

Porque en el oscuro está el brillo,
el brillo de la verdad.
El brillo que ilumina
tu camino por la mitad.

Porque necesitas un alma que te guíe,
un alma en la que confiar.
Un alma que te guíe
hacia la eterna felicidad.

A.F.

lunes, 10 de febrero de 2014

A veces el dolor no duele

Dolor indoloro que inunda la mente. Sólo se siente cuando tú estás presente. Duele pero no duele, es confuso e hiriente. Es a mi alma perteneciente y hace de mí algo casi inexistente. Pero es un dolor cálido, un dolor que gusta, aunque a veces asusta. Asusta no tenerte, cuando nunca pensé en perderte. Nunca supe asimilarlo, aún menos superarlo. Pero sigues aquí, porque te tengo en mí, eres mi dolor. Y por eso no me duele. No siempre gana el que no pierde. A veces tan sólo pierde el que más quiere. Yo te quise más, yo soy la que te prefiere. Es frío el amor del que no te quiere. Pero es amor y también se siente. Por eso a veces el dolor no duele, porque sientes tu muerte y no lo temes. Porque en el fondo lo prefieres. Y sabes que lo quieres. Siento un dolor que me duele. Vivo para el dolor que me envuelve. Muero para vivir en un mundo menos hiriente. Y así ya no duele el no tenerte.

A.F.

viernes, 7 de febrero de 2014

Sueño soñarte

Yo sueño soñarte y tenerte y vivir. Y soñar que sueño contigo para no morir. Y siento al recordarte un vacío en mí. Un vacío que tú llenabas, pero ya no estás aquí. Por eso sueño, para sentirte cerca de mí. Para olvidar que estás por ahí. Sin mí. Anhelo morir contigo si vivo conmigo. No puedo con el olvido, ven aquí. Sueño palabras, miradas, abrazos, sonrisas. Y, ¿sabes qué? Lo sueño gracias a ti. Y no quiero pensarte y acabo así, escribiendo en papel lo que siento por ti. Dejo mi alma aquí, te pertenece a ti. Y cómo duele soñarte si no te tengo. ¿Y de qué me sirve? Si al marcharte morí. Pero tú sigue así, sonríe aunque sea por ti, porque eres feliz. Yo tan sólo seguiré soñándote. Y moriré al soñarte. Lo que me hará vivir. Y sonreír. Porque tú lo haces, y debes seguir. Por tu lado, yo por el mío, pero tomaré cualquier desvío para convertir tu camino en el mío. Y espero. Seguiré esperando con el cuerpo entero. Y con el corazón partido, ya que la otra mitad la tienes tú cuando estás dormido. Cuando sueñas y sueño contigo. Y te quiero aquí conmigo. O simplemente te quiero. Y con la duda vivo. Pero siempre contigo.

A. F.

jueves, 6 de febrero de 2014

Críticas

De los errores se aprende, o eso dicen. Pero no es tan sencillo. Lo primero que hay que hacer cuando se comete un error, cuando algo no ha sido conseguido, cuando no ha salido como se esperaba, es admitirlo. Hay que empezar por admitir los errores, que lo hemos hecho mal. Pero, de eso se trata, ¿no? De caer para volver a levantarse. Qué fácil es decirlo, y qué complicado cumplirlo... Cuando uno admite su propio fallo, le es más fácil continuar con el siguiente paso, el de aceptarlo. El de pensar "que sí, que ha estado mal, pero ya está, ya ha pasado y no voy a hundirme si apenas hay agua." Es una bonita metáfora, si eres capaz de aceptarlo cuanto antes, el agua tan sólo llegará a los tobillos, hasta podrás jugar con ella. Pero, en cambio, si no lo aceptas, si no actúas, si te quedas sin hacer nada, el agua irá llenando el vacío que deja tu miedo, tu cobardía. No es menos valiente quien admite haber fallado, sino quien calla y cree haber triunfado.
Aunque no todo es cosa de quién falla, sino del resto, de la gente que lo critica. Comentar, y más que eso, criticar los errores de los demás es muy sencillo, pero mirarse a uno mismo y recordar errores propios ya no tanto. Aún menos criticarlos. Además... ¿por qué criticar a quien ha admitido fallar? ¿Por qué no aceptar si él ya lo ha hecho? Es de locos, por no decir que es de imbéciles. Hay que empezar a aplicar eso del "vive y deja vivir", todos cometemos errores, y es algo que deberíamos saber, y sobre todo, aceptar.
Por último, quedaría seguir luchando, pensar que si has fallado esta vez, ya saldrá a la próxima. Logra el éxito quien lo intenta, no quien lo espera. Es como en el fútbol, marca goles quien lo intenta a base de tirar, de tirar, y de volver a tirar. Después ya queda en manos de la suerte.
Así que, ante un error, un fracaso o un fallo, lo que hay que hacer es admitirlo, aceptarlo y sobre todo, volver a intentarlo.

A.F.

lunes, 27 de enero de 2014

Gritos de muerte

La vida es un grito. Un grito de dolor, de auxilio. Una breve llamada a la muerte. Vivir es gritar. A veces son gritos llenos de fuerza, de vida, de ganas de vivir. Pero otras no. Otras veces son gritos ahogados, afónicos, que piden a la muerte ayuda, voces débiles que pronuncian la petición que la muerte acepta recogiendo el alma de la desdichada voz. La muerte vive recogiendo gritos, recogiendo susurros que piden socorro. Se podría decir que la muerte es una recolectora de gritos de  muerte.

A.F.

martes, 21 de enero de 2014

La fama

La fama es otro tema del que me han pedido que escriba, así que allá voy.

Situémonos. La fama; normalmente relacionada con el dinero, con los famosos, con la popularidad. Con la típica frase de "se le ha subido la fama a la cabeza"... No quiero empezar a escribir precisamente los significados de la fama y todo eso, no estoy dando clase... pero sí que quiero mostrar un poco mi punto de vista.

Veo la fama como un periodo de tiempo más, al igual que las horas, los días, los años... como una acumulación de momentos (o a veces simplemente de tiempo). Los conocidos "momentos de fama" son sólo momentos en los que algo o alguien se da a conocer y está en boca de todos. Pero acaban pasando, y el olvido se acaba haciendo con ellos. Es un fragmento más del tiempo de vida de cada uno, aunque no todos lleguen a experimentarlo. No puedo hablar de los que sí lo han llegado a experimentar, ya que no es mi caso, ni el de nadie que conozca. Pero sí de lo que veo. De lo que veo en la gente que no lo es e intenta serlo, sea positiva o negativa la razón. No veo importancia en las razones de la gente, respeto que cada uno piense a su manera y encuentre motivos por los que querer su momento de fama, su pequeño fragmento especial en la vida. Lo que ya no me parece tan... humano, es cómo lo intentan conseguir. Hay modos tan descabellados, tan vergonzosos que... que hacen perder puntos a la humanidad. Y he de confesar que muchos puntos acumulados no tenemos. Pero en fin.

La cosa es que la fama, el mejor momento de fama que una persona pueda experimentar ocurrirá cuando se muestre tal y como es, cuando demuestre que es alguien real, y no lo que el resto quiere que sea. Puede ser un momento, o más de uno, que dure unos segundos o puede que toda la vida, porque sigue siendo tiempo. Pero la verdadera fama es esa, la que permite a los demás verte, más allá de tu exterior. Esa es la fama "de la buena".

A.F.

martes, 14 de enero de 2014

Superficialidad

Hoy me centraré en la petición de escribir mi opinión acerca de la superficialidad.

La gente completamente superficial es eso, tan sólo "gente", ya que valora a las personas a través de los ojos, y no a través del alma. Es decir, a la hora de mantener una relación (sea de amistad o afectiva), se decantan más por la gente atractiva y con un buen físico, antes que por personas que no poseen dichas cualidades. Muchos pensarán que es lo que la mayoría hace, que la mayoría prefiere a gente atractiva antes que a gente que no lo es. Pero se olvidan de que el atractivo es algo relativo, de que el atractivo de una persona varía según el punto de vista. Porque según con qué ojos mires a alguien, lo puedes ver de una u otra forma, te puede parecer alguien sencillo al principio, y después, a medida que lo vas conociendo aprendes a mirarlo como se merece, y su atractivo termina por ser totalmente distinto. La gente superficial se olvida de que existe una distinta personalidad en el interior de cada persona. Y por ello, acaba despreciando a las personas cuyo valor es verdaderamente incalculable. Gente que se olvida de que es gente, aquella que a veces termina cumpliendo la función de un espejo, diciendo todo lo que refleja alguien físicamente y nada más. No miran el interior, al igual que los espejos.

Últimamente la densidad de gente superficial es cada vez mayor, porque es así como enseña la sociedad a pensar. No sé, pero cada vez hay más personas que pierden su propia personalidad mientras intentan cambiar su físico a mejor. Mejora que impone la sociedad. Modelos esqueléticas a seguir, con larga melena y así quieren ser todas. ¿Para qué? Para conseguir la acepción de la sociedad. ¿Por qué? Porque no hay más que superficiales por todas partes. Porque hay tan pocas personas que se molestan en mirar el interior de los 'no-atractivos' que da hasta miedo.

Yo sólo digo que la sociedad de la que tanto nos quejamos (y me incluyo, porque yo soy la primera en manifestarme contra ella), no cambiará si no cambiamos nosotros. Y lo único que tenemos que hacer es aprender a valorar a las personas como personas, y no como cuerpos bonitos o no tan bonitos. Pero es algo que se debe hacer entre todos, y dudo que eso ocurra. Aunque, para que veáis lo que os perdéis, mirad la foto y reflexionad un poco...


Contestadme a algo... ¿Realmente se ve el interior a través de lo que se puede ver por fuera?
A veces las apariencias engañan. A veces somos mejores de lo que creemos. A veces tenemos que olvidarnos de lo que la gente dice y escucharnos a nosotros mismos. A veces, tenemos que ser un poquito más humanos.

A.F.

lunes, 13 de enero de 2014

Existencia humana... ¿inútil?

Cuatro mil quinientos millones de años transcurridos, y los que le quedan todavía a la Tierra. A nuestro planeta, al mundo del que hemos tomado el control sin tener ni idea. Un mundo que tarde o temprano llegará a su fin. La pregunta del millón... ¿qué pasará después, cuando todo termine, cuando nuestro planeta llegue a su fin? ¿Qué nos pasará? ¿Desapareceremos así, sin más, como aparecimos? ¿No quedará rastro de nuestra desastrosa presencia? ¿Quedará algo o alguien que note nuestra ausencia? ¿Acaso sobreviviremos? Y podría añadir miles de preguntas más que se me pasan frecuentemente por la cabeza. ¿Por qué existimos? ¿Para qué? Para auto-destruirnos desde luego no creo que estemos aquí presentes. Y es lo que hacemos, pero bueno. Así demostramos nuestra supuesta inteligencia avanzada. Genial.

Pero la cosa es... si todo lo que tiene un principio, también tiene su final, la Tierra también lo tendrá. Y entonces... ¿para qué todos estos miles de millones de años? ¿Por qué? Si algún día no seremos más que un vago recuerdo para los que ahora nos observan desde otras galaxias. Ni eso, no somos nada si nos paramos a pensar en todo lo que hay más allá. Y si añadimos las cosas de las cuales no tenemos información, ni idea de que existen, no llegamos ni a ser el primer grano de arena de todo un desierto. Algún día llegará un fin que no presenciaremos. Al menos nosotros. Pero sí los que vivan en un futuro en nuestro planeta, planeta que destruimos a pesar de saber que por si sola ya llegará a su fin. Lo único que estamos haciendo es acelerar el proceso. Pero... ¿acaso importa? Es decir, ¿para qué queremos vivir más años que los que la Tierra esté dispuesta a vivir?

Y por último... la humanidad. ¿Qué pasa con la humanidad? Existen Leyes creadas como soluciones, y lo único que hacen es crear más problemas. ¿Qué... qué es esto? Tenemos a la gente considerada importante en un altar, gente que ha hecho de todo y ha ganado sus respectivos premios, y la gente que vive muerta a sus pies. La gente que ha tenido una oportunidad en la vida y la ha sabido aprovechar, y gente que triunfaría si pudiera. Pero no puede. ¿Por qué? Porque nuestras "maravillosas" Leyes lo prohíben, aunque lo hagan indirectamente. Y hasta aquí la humanidad, no me gusta hablar de la gente. Y menos si cada vez hay menos personas. Repito, personas. No os confundáis.

Resumiendo, vivimos en un mundo que comenzó y acabará, como nosotros, como todo, como este texto. Y ya está.

A.F.

viernes, 10 de enero de 2014

Cuando la mirada grita lo que la boca oculta

Pasa cuando las miradas se cruzan, miradas intensas que ocultan lo que el alma lleva dentro. Miradas sinceras que dejan al descubierto la verdad que el cerebro insiste en ocultar. No sólo son miradas, son confesiones del dolor acumulado por las pérdidas, el abandono o el odio hacia uno mismo. Son miradas verdaderamente especiales, únicas, que gritan lo que la boca oculta. Gritan la rabia que el alma ha ido acumulando, gritan pidiendo auxilio.

Cuando la mirada grita lo que la boca oculta, ocurre que se acaban mostrando los secretos mejor guardados bajo llave, en la mente. Pero para ello hace falta un receptor, otra mirada que complete la conexión entre ambas. Unos nuevos ojos que reciban toda la información que no se vea a simple vista, lo más profundo del emisor, su dolor, la verdad. Una mirada que capte el mensaje, que entienda el malestar del emisor. Una comunicación casi telepática, brillante, aunque dolorosa.

Y tan sólo son miradas, pero miradas que gritan lo que se esconde en la profundidad del alma del emisor.

A.F.

09/01/14

Son días oscuros

Días en los que no te apetece abrir los ojos, levantarte y salir a vivir. Son días en los que no quieres ni despertar, días en los que te sientes más muerta que con vida. Y esos días se convierten en semanas, incluso meses. Meses que transcurren mientras ves el mundo con los mismos ojos, pero sin alma. Semanas en los que dudas de tu presencia. No te sientes, no sientes nada. Son días oscuros, pero te acostumbras a ellos. Casi tanto que vives muerta, juegas con la posibilidad de huir, pero no quieres. Todavía no. Quieres quedarte y sentirte querida, sentir a alguien a tu lado, pero no hay nadie porque desconfías. Desconfías hasta de tu propia sombra, y eso te hace débil. Débil en un mundo de fuertes, no encaja. Pero tienes un poco de esperanza y sigues, ya no caminas, ni corres, pero sí que continuas avanzando. Pareces un fantasma deambulando… pero, ¿sabes qué? Estás brillando, eres un fantasma que brilla en la oscuridad. Porque son días oscuros.

A.F.

07/01/14

Entradas antiguas

He aquí las entradas que escribí en mi anterior blog, que ha sido eliminado por razones todavía desconocidas.

Hay que pensar bien antes de romper un vaso 9/05/13
Imagínate que tienes un vaso. Un vaso que rompes por una tontería, pero lo rompes. Intenta arreglarlo con un perdón, con una disculpa. ¿A que no se ha arreglado? Ahora une las piezas rotas con pegamento. Aunque aparentemente ya se haya arreglado, por dentro sigue estando roto, y, además ya no vuelve a ser tan fuerte como antes. Con esto te darás cuenta de que hay que tener cuidado con lo que se dice o hace, porque al final tendrá consecuencias que por mucho que quieras no se podrán arreglar.

Cuestión de peso 16/05/13
Pensad un poco, ¿cuándo da mejores vibraciones un regalo, cuando pesa  mucho o poco? ¿Y con los dulces, cuantos más, mejor, no? Y entonces, ¿por qué siempre vais a por las personas más delgadas, a por las que menos pesan?

Imaginad ahora que os mudáis y tenéis que meter todos los objetos en cajas. En cada caja metéis muchos objetos de poco valor, pero que para vosotros significan mucho, porque cada pequeño objeto guarda miles de recuerdos y sentimientos diferentes. Ahora decidme, ¿dónde habrá más objetos valiosos, en una caja que pesa mucho o en una que pese poco? Entonces, repito, ¿por qué tenéis la superficialidad de ir a por las personas que menos pesan?

Eh tú, sí tú, SONRÍE 20/05/13
En la vida nos encontraremos de todo. Cada detalle, por muy pequeño que sea, será muy importante para seguir adelante. Cada vez que te hundas, si quieres llora, grita, cuéntaselo a alguien especial, pero sobre todo desahógate y…

“Levanta la cabeza princesa, que se te cae la corona”

Que la vida no está para perder el tiempo sufriendo, es un regalo que hay que aprovechar cada momento, hay que abrirlo poco a poco hasta descubrir lo que lleva dentro.

Aunque el abrir el regalo suponga esfuerzo, tiempo, y puede que hasta sufrimiento, merece la pena siempre que no te rindas y tengas paciencia. Todo llega.

“La vida es cuesta arriba, pero la vista es genial”

Lo que al final descubrirás dentro de ese regalo, será tu propio reflejo con una gran sonrisa, porque eso es lo mejor que hay en la vida, lo más bonito:

LA SONRISA QUE A PESAR DE TODO OFRECES AL MUNDO, ENCONTRANDO LA FELICIDAD.

¿Amigos? 04/06/13
Vamos a ver. ¿Cuántos tipos de amigos hay? Últimamente muchos, ¿no? Y, ¿cuántos debería de haber? Difícil respuesta, ya que siendo “UNO, EL DE LOS AMIGOS VERDADEROS” lo que habría que decir, ahora apenas se puede. Porque cada día se considera (digo que se considera porque no lo es) más normal ir de amigo en amigo, como de flor en flor. Con esto no me refiero a que esté mal pasar un día con uno y después, al día siguiente, estar con otro, me refiero a que no es normal que después de haber estado plácidamente con uno, pasar a estar con otro olvidándose completamente del anterior. Personalmente, yo no consideraría “amigos” a esas personas. Encima luego, lo peor es que vuelven, felizmente como si nada hubiera pasado, así, sin más. Pues no, la cosa no es así, los amigos (perdón, “amigos”), no tendrían que utilizarte, tendrían que saber ayudarte y apoyarte sin tener que pedirlo, tendrían que hacer que la vida tuviera sentido hasta en los peores momentos, los amigos tendrían que darte sin recibir nada a cambio. Porque sabrían que después, en sus peores momentos estarías tú, ayudando y apoyando, dando sin recibir. Esos son los VERDADEROS AMIGOS. Así que ahora, apreciad cada amigo vuestro, y daros cuenta de quiénes son vuestros verdaderos amigos, porque, si no lo son, no merecen la pena.

“Porque un amigo no se lleva en la boca, se lleva en el corazón”

La madurez 06/06/13
Que la madurez no es sólo para las frutas, que también es para las personas. Porque sin la madurez, no podríamos comprender lo que de verdad importa, no podríamos mantener los amigos que tenemos, porque al final, los amigos se cansan de la inmadurez. Tenemos que madurar para aceptar la realidad, para aceptar que la vida no es un juego de niños, que la vida es LA VIDA y hay que saber vivirla. Hay que entender que la vida no es fácil, que el que más lucha tendría que ser el que más ganara y que no se gana nada sin esfuerzo. Que hay que soñar, sí, pero también hay que luchar para conseguir que esos sueños se hagan realidad. “Si no caminas, no avanzas”. Y todo esto se va comprendiendo con la madurez, que demasiada gente se lo ha dejado a las frutas.

Esencia de canela 13/06/13
- Te quiero. Lo sabes, ¿verdad?
- Sí.
- Pues no lo olvides, jamás.
- No lo haré. Tú tampoco olvides que te quiero, y que siempre te llevaré conmigo en el corazón, por muy lejos que me vaya.
- Tranquila, abuela. Al fin y al cabo, el cielo no está tan lejos y encima te podré ver a cada hora con solo mirar arriba.
- Seguiré cuidándote, siempre. Pero por si acaso, toma esto.
- ¿Qué es?
- Tú cógelo y no preguntes más. Creo que ha llegado la hora… Te quiero.
- Abuela, no te vayas…

En ese momento eché a llorar, se había ido. Había cerrado los ojos para siempre y se había marchado al cielo. Lágrimas caían por mis mejillas, llenas de preciosos recuerdos que había vivido con ella, la mejor persona del mundo. No podía parar, fue demasiado duro que se fuera para no volver nunca. Aquella mujer, me enseñó todo lo que sé, me ayudo con todos mis problemas y me preparó la mejor comida del mundo. Fue ella la que se hizo cargo de mí, cuando murió mi madre, cuando yo tan sólo tenía dos años.

Ahora, me había quedado sola con mi abuelo, un hombre admirable, pero solitario. Mi abuela le había querido demasiado, ella se enamoró del corazón de él, y él de la esencia de canela que desprendía ella.

Un poco de felicidad... 15/07/13
¿Nunca os pasa que lloráis sin razones? ¿O que coméis sin apetito? ¿O que dormís sin tener sueño? Es normal, no lo voy a negar. Pero… ¿Qué pasa si reímos sin razones? ¿Qué pasa si empezamos a partirnos de risa sin motivo? Pasa que somos felices, felices sin motivos ni razones, pero felices.

La felicidad sin sentido, la que nos alegra sin motivo, la que nos da más ganas de vivir aún. ¿Que con qué cosas os podéis alegrar? Con las más pequeñas, cada mínimo detalle tiene una pequeña alegría. A mí, por ejemplo, cuando me dicen que soy una chica especial, aunque no sea muy a menudo, me alegra mucho. Detalles pequeños como esos, resultan ser muy grandes, pero hay una cosa, también hay que saber valorarlos.

Imaginaos juntar todas esas pequeñas alegrías, para una felicidad inmortal, ¿no sería genial? ¿Sería una posibilidad de cambiar el mundo? Algo así como… “Sonreír por un mundo más alegre”. Lo único que tenemos que hacer es contagiarnos la sonrisa en vez de las lágrimas, es más fácil que llorar, ¿no?

Pues eso, que si encontráis razones para llorar, encontraréis aún más razones para reír, así que, ¡a ser felices se ha dicho!

¿Cuál es el mayor problema del mundo? 19/08/13
Una pregunta importante que me hicieron hace un par de días. Os quiero mostrar mi respuesta:

Buena pregunta. Creo que no tiene respuesta, sólo puede haber opiniones. Me explico, para alguien que se preocupa por los demás, por ejemplo, el hambre en el mundo o el racismo, o el maltrato. Para alguien que piensa que el mundo gira a su alrededor, pues que no haya cámaras suficientes para grabarle, o el no tener alguna manera de llamar la atención. Para un niño el mayor problema puede ser quedarse sólo en casa, o que no haya pastel de chocolate en su fiesta de cumpleaños. Para alguien detallista, no tener el último detalle perfecto preparado. Para un vividor, no tener vida. Para un suicida, tenerla. Para unas hormigas, no tener suficiente comida para el invierno. Etcétera. La respuesta sería que según el punto de vista de quien lo responda. Para mí, el mayor problema del mundo es que la mayoría no respeta esos diferentes puntos de vista, que a gente con muchísima razón no se las escucha, y que haya personas que se crean superiores a otras, sólo por la cantidad de dinero que tienen en los bolsillos. Todos somos iguales desde un punto vista. Pero también diferentes desde otro.

“Un día sin reír es un día perdido” 03/09/13
Por eso mismo, hoy intentaré haceros reír con una pequeña historia de lo que me pasó cuando era más pequeña.

Un día de verano, hacia el 2006 o así, yo saltaba las olas de la orilla feliz de la vida, seguramente haciendo bastante el ridículo, cuando un niño más pequeño que yo se acercó y empezó a imitar lo que yo hacía, hasta me seguía. Claro, yo con mi chulería entré mas adentro al mar y él me siguió. Yo eso no lo toleraba y seguía hacia dentro, hasta que él dejó de seguirme. Llegué hasta el punto de pensar que estaba “un poco lejos de la orilla”. Casi hasta me preocupé. Vale, sí, me entró un ataque de pánico en silencio. Me dí la vuelta dispuesta a volver a la orilla de la playa, pero claro, ahí estaba detrás mío la maravillosa ola gigante que me quería dar una sorpresa. Por supuesto que lo consiguió, mandándome con fuerza hacia la orilla, no sin antes golpearme con la arena del suelo. Al final, señores, sobreviví. Pero aquí sigo traumatizada por un maldito niño que me hizo encontrarme con aquella ola.

Como veis, todo fue culpa del niño.

Sigue tu camino, no el de los demás 22/09/13
Últimamente, la gente piensa que su camino va a ser mejor si se parece al que llevan los demás. No sé si es últimamente o siempre ha sido así, pero yo me he ido dando cuenta estos últimos meses, y personalmente no lo entiendo. Cada uno tiene su propio camino, su propia vida, y es la que tiene que seguir, ¿no? A lo que quiero llegar es que no dejo de ver a gente que va perdiendo la poca personalidad que le queda, sólo para imitar la de los demás, creyendo que así serán mejores. Mejores en el sentido de ser más populares, no sé. A mí lo único que me da es risa. Al principio, no dejaba de darle vueltas al asunto, ya que los que más personalidad perdían cambiando su aspecto, eran los que más éxito llegaban a tener. Pero al fin y al cabo, ¿qué éxito era si no eran ellos mismos? ¿De qué servía si reflejaban ser lo que no eran? Por eso mismo me acabó dando risa. Por gente así no merecía la pena ni pensar. Así que, os digo que sigáis vuestro propio camino, vuestra propia vida, porque al final, será eso lo que os llevará a la felicidad, por ser vosotros mismos, por ser especiales. Y sobre todo, por ser fuertes y no caer en la tentación de ser como los demás, sólo para llamar la atención. Seguid vuestro camino, no el de los demás.

Reflexión número infinito 13/10/13
¿Llevas mucho tiempo caminando? Sea cual sea tu respuesta, sigue, la vida avanza, por tanto tú también debes hacerlo. Está permitido parar, descansar y respirar hondo, con tal de que luego sigas caminando. Pero nunca rendirse ni volver atrás. Nunca. Por poder, puedes mirar atrás, sólo mirar, aunque con cuidado de no chocar con lo que viene por delante, porque el no mirar por dónde vas, puede acabar en un buen golpe. En las tristezas, cáete, desahógate, llora. Al final de la caída encontrarás el impulso que necesites para volver arriba. En las alegrías, ríe, sonríe y llora. Pero esta vez, llora de risa, de felicidad. Pero ante todo, no te olvides de seguir caminando, es bueno para la salud, para tu cuerpo, mente y la mismísima vida.